El preparador viñamarino abrió su corazón y conversó sobre sus inicios, metas y el futuro de su regalón “Siempre Conmigo”.
“Los mayores momentos de la vida vienen por sí solos. No tiene sentido esperarlos”, dijo alguna vez el famoso escritor estadounidense, Thornton Wilder. Bajo esa reflexión nos gustaría iniciar este nuevo artículo hípico. Es domingo, y la tranquilidad en los corrales del Valparaíso Sporting llama a la calma tras la tormenta que vivió un preparador que estuvo a punto de tocar el cielo en la Triple Corona Local de los 2 años.
A medida que avanzamos por los caminos del recinto viñamarino logramos dar con él; un tipo de una mirada amigable y siempre de buen ánimo para hablar con quién le cruce alguna palabra. Hablamos del preparador Gabriel Reyes, de 45 años, que prácticamente fue criado entre las patas de los caballos, esos mismos animales que lo motivaron a seguir trabajando y alcanzando sus sueños en este -a veces- incomprendido mundo hípico.
El preparador aceptó conversar con el equipo de Indice 1 en uno de los cuatro pequeños y hermosos corrales que tiene a cargo en el Valparaíso Sporting, donde nos entregó sabrosos detalles de su amor y vínculo con esta hermosa actividad.
“He estado toda mi vida vinculado con los caballos”, nos explica mientras nos muestra el ordenado lugar donde residen variados ejemplares que tiene a cargo, como Oceanbenz, Uli El Luchador, Medio Mundo, entre otros. “Terminé el colegio y luego me fui a España, donde cuidé caballos de equitación. Ahí pude perfeccionarme muy bien, ya que trabajé con gente del equipo olímpico español por muchos años. Luego, volví a Chile para acompañar a mi padre en la preparación”, agregó el profesional de la hípica.
Pero, ¿Cómo partió todo?
“Empecé muy joven, como a los 11 años, así que estamos hablando de 34 años ligado a esto. Entré a la hípica porque tenía el físico y la estatura para ser jinete, pero nunca se pudo dar porque mi padre no estaba muy de acuerdo por el riesgo que tiene esta profesión. Hay cosas tan sacrificadas como cuidarte el físico, las comidas, los riesgos que tienes en la carrera, porque cuando galopas lo haces solo, pero en una competencia lo haces con 15 o 16 caballos, entonces nadie quiere botar a nadie o tener un accidente, pero a veces surgen y pasan las cosas, por eso valoro tanto el trabajo de los jockeys. Por lo mismo surgió esta oportunidad de irme a España, donde tengo familia que me acogió con mucho cariño y de ahí seguí montando, pero solo en equitación”.
¿Es verdad que le tenías temor a los caballos cuando eras niño?
“Hasta que no te metes en el mundo de ellos, siempre va a estar ese temor, pero todo cambia cuando logras tener comunicación con ellos. Es algo que tienes que probarlo, es algo indescriptible”.
Has pasado por casi todas las labores en este mundo: capataz, preparador y galopador, ¿Qué rol te ha gustado más?
“Difícil elegir una cosa. Yo creo que un poquito de todo, porque uno siempre está cuidando al caballo, compartiendo y trabajando a la par con el capataz, porque es bien pesado el trabajo que tiene. Tengo uno que es un siete, trabajamos muy a la par, tenemos muy buena comunicación. Aparte sigo montando, así que me gusta un poquito de todo”.
Estuviste en España varios años, donde te aventuraste en el mundo de la equitación junto a un jinete olímpico, Luis Álvarez Cervera, ¿Qué experiencias y lecciones sacaste de esa aventura?
“Fue algo muy enriquecedor, ya que pude montar con un jinete que sabe mucho. Independiente que haya sido campeón en España, él (Luis) es una persona que te enseña muchas cosas sobre la actividad. Por ejemplo, el tipo de bocado que debes usar en un finasangre, son detalles que ayudan mucho. Además, recuerdo que me enseñó al correcto uso de la muserola y como tener al caballo lo más entero posible para la carrera”.
¿Cuál fue tu primera victoria como preparador?
“Con la yegua Key Dance, del Stud Juan Pablo”.
¿Cuántos caballos tienes a cargo en la actualidad?
“Actualmente son 32, los tengo divididos en cuatro corrales pequeños de nueve pesebreras, la mayoría en training”.
¿Prefieres tomar un potrillo y aplicar tu trabajo desde que llega al corral o tomar un caballo en training?
“Personalmente, creo que hay más lazo con un potrillo, porque tú lo puedes “crear”, tanto en el proceso de amansar o llevar al partidor, cosa que no puedes hacerlo con uno en training, ya que viene de otras manos, con sus propias mañas y no sabes si puedes mejorarlo o empeorarlo”.
¿Cuál o cuáles han sido el/los caballos en training que más dolores de cabeza te ha causado en el corral?
“Tenía un caballo que se llamaba Flyback, era muy mañoso no le gustaba entrar a la cancha a galopar. Luego, tuvo muchos segundos hasta que ganó una condicional el día del Derby, pero igual nos hacía pasar rabias. Muchas veces no llegó al partidor o sencillamente se enojaba y no quería entrar. La otra que recuerdo es Pelusinha, ella ganó una vez en el Club Hípico de Santiago, tuvimos que traerla de tiro a la pelouse, porque no quiso caminar. Incluso, se tuvo que bajar Rafael Cisternas para sacarse la foto con la yegua. Por eso te digo que los caballos de segunda mano cuestan pegarle en el clavo, aunque no digo que sean todos mañosos”.
¿Te consideras un buen líder?
“Me considero un líder más que un jefe, porque le tengo mucha confianza a la gente con la que trabajo. Aparte de eso hay una motivación, ya que los ayudo a seguir haciendo las cosas, sin mandarlos, y eso se ve reflejado en los resultados”.
¿Es difícil congeniar la vida familiar con la hípica?
“Es difícil, pero mi esposa me ayuda mucho. Ella hace de madre y padre por mi ausencia de lunes a domingo. Hay veces que me pierdo cumpleaños de mis hijos porque esta primero el trabajo, pero cuando tengo tiempo los trato de aprovechar con ellos, con detalles tan mínimos como ir al cerro o pasear con los perros juntos”.
¿Cuál crees que son las mayores virtudes y deficiencias de la hípica nacional en la actualidad?
“Las virtudes a nivel sudamericano y me atrevería decir que casi mundial es que tenemos un calendario muy extenso, algo que es bueno para nosotros. Lo malo es que cuesta mantener las pistas, especialmente las de pasto, por la cantidad de caballos que corren. Aquí en Viña se ha tomado la buena decisión de ocupar la arena cuando llueve para cuidar la cancha y el animal”.
¿Qué tipos de carreras te gustan más: Índice 1 o clásicos?
“El índice 1 para mi es un clásico, porque es el nivel más parejo en el que están los caballos de carreras. Tal vez sea el grado más bajo de competencias, pero son puros caballitos de edad que se acuerdan cuando fueron buenos y se agrandan mucho. Para mí es el clásico índice 1. Además, nosotros tuvimos caballos muy famosos en ese tipo de carreras, como Pinturita. Hay ejemplares de esa serie que han quedado marcado en la memoria de los hípicos. Y respecto a los clásicos, lógico. La satisfacción es mucho mayor si ganas los del proceso generacional, porque vas con un potrillo desde la amansa y estar ahí triunfando es algo muy emocionante”.
¿Qué preparador es tu ejemplo para seguir?
“Mi padre, ya que siempre lo he tenido al lado. Así que agradecido de él ya que vivía la hípica de otra manera. Es mi ídolo, gracias a él aprendí mucho”.
¿El mejor jinete que viste correr?
“Hay muchos, destacando a Luis Torres y Héctor Isaac Berrios. Además, hay jóvenes que lo vienen haciendo muy bien, como Jorge Zúñiga, Nicolás Ramírez y Jorge González”.
¿Cómo eliges jinete para el corral? ¿Debe cumplir algunas reglas o requisitos éticos básicos?
“La verdad es que uno siempre trata de tomar al mejor jinete para la carrera, ojalá que dentro de los top ten. De todas formas, yo le trato de dar la opinión al propietario sobre el jockey. Igual acá no estamos muy amarrados con algunos en especial, les tratamos de dar la oportunidad a todos. Si hay alguno que viene trabajando bien con el caballo, le tratamos de dar la oportunidad, pero en preferencia se da el gusto al propietario que siempre busca a los más ganadores”.
¿En qué recinto hípico te produce más satisfacción ganar?
“Yo creo que cuando uno gana eso da igual. Es decir, es bonito ganar en cualquier lado, pero sobre todo en casa (Sporting). Igual es emocionante cuando vas a Santiago, ya que ahí eres visita y es un esfuerzo más grande. Primero, porque el caballo va dando ventaja, porque viaja. Luego, llegas allá y ves que es un nivel competitivo más alto, por lo que tiene doble esfuerzo y satisfacción”.
¿Cuál es tu “sello” como preparador? ¿Qué te podría “diferenciar” de tus colegas?
“No sé, Yo estoy tan enfocado en lo mío que nunca miro para el lado y si lo hago es para saber algo, porque en la hípica nunca se deja de aprender. Mi sello puede ser que esté arriba de los caballos. Tener una ventaja sobre los colegas es importante, porque puedo tener una opinión desde arriba del caballo sin tener que esperar a lo que me diga el jinete”.
¿Cómo te gustaría ser recordado cuando te retires?
“Ojalá que llegue tarde ese momento (risas), pero me gustaría ser recordado como un preparador dedicado al trabajo, una persona correcta y honesta. Creo que la gente es recordada cuando es buena con los demás, más que por los triunfos que obtuvo”.
¿Qué metas tienes a futuro?
“Quiero seguir presente en los trabajos y en los clásicos con los potrillos de la generación. Habla bien de uno partir de cero e ir logrando cosas. Y si Dios quiere, ojalá algún día pueda ganar El Derby”.
¿Eres un agradecido de la hípica?
“Sí, totalmente. Más que de la hípica, soy agradecido del caballo que me ha dado todo: mis estudios, la casa de mi padre, entre muchas cosas más. Hoy, aparte de ser mi fuente laboral, puedo decir que trabajo en lo que más me gusta. Soy un agradecido”.
Siempre Conmigo
Si hay un caballo que llenó de esperanzas a Gabriel Reyes fue el ejemplar “Siempre Conmigo”, un hermoso Macho Mulato hijo de Flyer e India Rebelde, con quien estuvo a punto de consagrarse como el campeón de la Triple Corona de los 2 años en el Valparaíso Sporting. Lamentablemente, una dolorosa lesión en la Copa de Plata Ítalo Traverso le impidió ratificar lo imponente que venía siendo su campaña en los hipódromos centrales.
Gabriel, ¿Cómo fue la llegada del potrillo a tus manos?
“El 2021 le había tenido un par de potrillos a Patricio Zaldívar y la verdad no nos fue muy bien, los ejemplares corrieron, pero no tuvieron grandes figuraciones. A pesar de los malos resultados, al propietario le gusto mi trabajo. Así que me dio la oportunidad con nuevos ejemplares, donde destacan los nombres de Tatuador, Siempre Conmigo y una potranca que aún no debuta”.
“La verdad que tuve un feeling bien especial con el potrillo, porque desde su amansa hizo todo muy fácil. Es un caballo que aprendió todo muy rápido. Un día le dije a Patricio que viniera a ver al caballo a Viña, porque andaba muy bien y quería ver si daba el visto bueno para llevarlo al clásico “Iniciación”. El propietario vino a los corrales y le encantó como andaba, así que lo llevamos al Hipódromo Chile y ganó, empezando una linda historia con él”.
¿Qué tan fácil fue prepararlo?
“Siempre Conmigo fue un caballo muy regalón, se dejaba querer. Es un animal que te marca en la vida. Hacia las cosas muy bien, tenía un carácter exquisito. Además, su campaña lo dice todo. Lo corrieron cuatro jinetes y con todos hizo buenas carreras, nunca tuvo complicaciones para nada. No tuvo resfríos, cañeras, no fue castrado. Era el sueño de cualquier preparador”.
¿Qué significa Siempre Conmigo para ti?
“Me dejo la vara muy alta en el corral, corrió seis carreras y ganó cuatro. A pesar de eso, lo recordaré por siempre por otras cosas tan sencillas como su carácter. Se dejaba querer, no era un dolor de cabeza, se comía todo, son detalles que ayudan a preparar bien a cualquier finasangre”.
¿Cómo fue ese momento cuando tuvo su accidente en la Copa de Plata? Hubo un silencio del terror en el Sporting, preocupados por la salud del caballo.
“Fueron momentos raros, donde tu estabas ahí, pero no sabias que pasaba. Ni me enteré del ganador de la carrera, ya que estaba preocupado de mi potrillo. Lo primero que atiné hacer fue ponerle la venda hasta la rodilla para inmovilizarlo, porque ahí yo le veía la lesión. No fue una fractura expuesta, pero se quejaba mucho en ese lado. Luego, llegó el veterinario y le pusieron sedantes para que estuviera más tranquilo. Estaba tan preocupado por él que después reaccioné y vi que se puso a llover muy fuerte. Así que le saqué la capa al cuidador y lo tapé para que no se mojara. Yo solo quería llegar al corral para que le sacaran la radiografía, no quería que fuese sacrificado. Siendo sincero, ya no pensaba si volvía a correr, quería salvarlo. Solo cuando tuve los resultados de la radiografía me puse a llorar, porque estaba con una presión inmensa, es algo que me marcó mucho”.
A pesar del accidente de Siempre Conmigo, ¿crees que ha sido la mejor temporada de tu vida?
“Sí, por lejos. No tanto por carreras ganadas, pero si a nivel de clásicos. Hemos estado presentes en tres estelares en Santiago, destacando el triunfo de Uli el Luchador en el Hipódromo Chile. En Viña igual hemos tenido buenas carreras en los condicionales y eso es porque hay un equipo que me respalda muy bien, que sigue el trabajo y que todos remamos para el mismo lado”.
¿Cuál es el estado actual y el futuro de Siempre Conmigo?
“Se operó y se aseguró con unos pernos y placas. Lamentablemente, él no volverá a las pistas de carreras, será un potro que irá para la reproducción y eso me pone feliz. Sería un egoísta y un daño tremendo para él que vuelva a correr con una tremenda desventaja. No creo que sería el mismo caballo, aunque tal vez su corazón indique lo contrario, pero no me gustaría exigirlo sabiendo todo lo que dio para nosotros”.
Con la mano en el corazón, ¿crees que el potrillo podría haber ganado un clásico de la Triple Corona Nacional?
“El día de la carrera -donde tuvo su lesión-, Jorge (González) me dijo que sin la lesión el caballo no perdía. Así que poniéndome la camiseta de preparador de Siempre Conmigo yo creo que podría haber ganado algo muy importante”.-
Gabriel cierra la entrevista con una sensación de mucha felicidad al recordar todo lo que vivió con su regalón en tan corto tiempo, demostrando que los mejores momentos de nuestra vida llegan solos, no hubo necesidad de esperarlos. Son un regalo caído del cielo. Los recuerdos que atesora el preparador con este ejemplar quedarán marcados por toda su vida. Algún día tendrá un nuevo campeón. Sin embargo, en su memoria y corazón perdurará con emoción el nombre de “Siempre Conmigo”. –
Fotografías: Fotooficial.cl - Indice 1
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